Mundialmente, las infecciones de transmisión sexual (ITS) constituyen un problema serio en términos de morbimortalidad a escala poblacional: afectan significativamente la salud sexual y reproductiva, aumentan la frecuencia de complicaciones obstétricas y actúan como facilitadores de la transmisión sexual del VIH.
En nuestro país, la incidencia (número de casos nuevos por año) de sífilis creció en forma sostenida durante los últimos años con índices particularmente elevados en personas jóvenes.
La sífilis es una enfermedad sistémica causada por una bacteria llamada Treponema pallidum. Afecta exclusivamente a la especie humana y es fácilmente curable.
Se transmite a través de prácticas sexuales no cuidadas (vaginales, anales u orales; o contacto directo con lesiones infectantes durante las relaciones sexuales). También puede trasmitirse por vía perinatal (de una persona gestante a su hijo o hija durante el embarazo o parto). Estas son las principales formas de transmisión de la sífilis. Menos frecuente es la transmisión por transfusiones de sangre o hemoderivados no seguros. La posibilidad de transmisión por vía sexual se reduce significativamente con el uso adecuado de preservativo y/o campo de látex durante las relaciones sexuales.
La evolución natural y sin tratamiento de la sífilis se divide en etapas:
Sífilis primaria
La sífilis primaria se presenta como una lesión en el sitio de ingreso de la bacteria ingresó al organismo que se denomina chancro. Puede aparecer en la región genital, perianal y también en otras partes del cuerpo. Esta primera lesión llamada chancro se presenta luego de aproximadamente 3 semanas de incubación, es la forma que tiene el Treponema para transmitirse de persona a persona, puede acompañarse de adenopatías (inflamación de ganglios cercanos ). Si bien las lesiones de sífilis primaria se describen clásicamente como únicas, secas e indoloras, también pueden presentarse como lesiones múltiples, secretantes y/o dolorosas, en particular si existe sobre infección bacteriana.
Durante esta etapa la transmisión por vía sexual y perinatal es alta. Con o sin tratamiento, la lesión (chancro), desaparece en forma espontánea luego de 3 a 8 semanas. Se estima que alrededor del 25 % de las personas no tratadas puede desarrollar sífilis secundaria y el resto permanece en estadio latente.
Sífilis secundaria
Se caracteriza por la aparición de lesiones en la piel y mucosas y síntomas generales. Las lesiones cutáneo-mucosas en la sífilis son amplios y pueden presentarse como máculas (manchas), lesiones sobre-elevadas o de aspecto verrugoso y pueden o no generar picazón.
Entre las manifestaciones generales más frecuentes se destacan adenopatías (inflamación local o generalizada de los ganglios linfáticos), malestar general, fiebre, y con menor frecuencia afectación renal, ocular, auditiva y/o del sistema nervioso central. Los signos y síntomas de la etapa secundaria desaparecen después de 2 a 6 semanas, incluso sin tratamiento. Más allá de las lesiones las manifestaciones clínicas de la sífilis secundaria son muy amplias y puede confundirse fácilmente con otros cuadros infecciosos, incluso pasar desapercibida: la alta sospecha clínica resulta clave para su diagnóstico y tratamiento precoz.
Sífilis latente
Es una etapa en la que la infección persiste en ausencia de signos y síntomas, y que sólo puede diagnosticarse por estudios de laboratorio. La transmisión sexual de la sífilis también puede ocurrir durante la etapa latente. Sin tratamiento, la mayoría de las personas con sífilis permanecerá en estado latente y se estima que un tercio desarrollará el problemas en múltiples órganos característico de la etapa terciaria.
Sífilis tardía/terciaria
Ocurre en aproximadamente 30 % de las personas con infección no tratada luego de un período de latencia, que puede ir entre 2 años y varias décadas. Puede afectar prácticamente cualquier órgano y tejido, pero es especialmente frecuente el compromiso: de la piel y las mucosas; huesos y articulaciones; corazón y problemas neurológicos.
Toda persona con sospecha o confirmación de sífilis terciaria requiere una evaluación clínica cuidadosa que incluya estudios complementarios dirigidos a la búsqueda de complicaciones típicas (osteoarticulares, cardiovasculares, neurológicas).
El diagnóstico de sífilis se realiza combinando criterios clínico-epidemiológicos y de laboratorio. El diagnóstico de laboratorio incluye métodos que detectan la presencia del Treponema Pallidum e indirectos que detectan la presencia de anticuerpos específicos (ELISA y Test rápido) o de especificidad variable (VDRL).
El testeo está recomendado a toda persona con clínica compatible (incluyendo personas con sospecha o confirmación de otras ITS), y a toda persona sin síntomas que haya mantenido relaciones sexuales anales, orales o vaginales con una persona con diagnóstico de sífilis no tratada (independientemente del uso o no de preservativo o campo de látex). El testeo de sífilis, VIH y otras ITS debe incorporarse como práctica de rutina dentro del control habitual de salud de todas las personas
Así mismo es recomendable realizar el tamizaje en personas asintomáticas que hayan iniciado relaciones sexuales, a toda persona que solicite voluntariamente testeo para sífilis, VIH u otras ITS; a personas con VIH y personas sexualmente activas: al menos una vez al año ya a personas gestantes: al menos una vez por trimestre y sus parejas.