Una alimentación saludable no solo se trata de elegir alimentos nutritivos, sino también de manipularlos y consumirlos de forma segura para evitar enfermedades.
Las ETAs son provocadas por el consumo de agua o alimentos contaminados con microorganismos o parásitos, o bien por las sustancias tóxicas que aquellos producen.
La contaminación de los alimentos por microorganismos dañinos puede ocurrir en cualquier etapa, desde su origen en el campo hasta que llegan a nuestra mesa. Estos microorganismos, si no son eliminados, pueden multiplicarse en los alimentos y causar enfermedades al ser consumidos. Lo preocupante es que esta contaminación suele ser invisible, ya que no altera el sabor, el color ni la apariencia de la comida.
Las ETA pueden ser intoxicaciones o infecciones
• Infección transmitida por alimentos: se produce por la ingestión de alimentos que contienen microorganismos vivos perjudiciales para la salud, como virus, bacterias y parásitos (ej.: salmonella, virus de la hepatitis A, triquinella spirallis).
• Intoxicación causada por alimentos: se produce por la ingestión de toxinas o venenos que se encuentran presentes en el alimento ingerido, y que han sido producidas por hongos o bacterias, aunque éstos ya no se hallen en el alimento (ej.: toxina botulínica, enterotoxina de Staphylococcus).
Grupos vulnerables
Existen grupos como los niños, los ancianos y las mujeres embarazadas que, por su baja resistencia a las enfermedades, son especialmente vulnerables. En estos casos, las precauciones deben extremarse, pues las consecuencias de las ETA pueden ser severas, dejando secuelas o incluso hasta provocando la muerte.
Por el contrario, para las restantes personas los síntomas son pasajeros; en la mayoría de los casos, sólo duran un par de días, sin ningún tipo de complicación.
Síntomas
Los síntomas de las ETA pueden durar algunos días e incluyen vómitos, dolores abdominales, diarrea y fiebre. También pueden presentarse síntomas neurológicos, ojos hinchados, dificultades renales, visión doble, etc.
La duración e intensidad de los síntomas varía de acuerdo a la cantidad de bacterias o toxinas presentes en el alimento, a la cantidad de alimento consumido y al estado de salud de la persona, entre otros factores.
Recomendaciones para prevenir las enfermedades transmitidas por alimentos en su hogar
Mantené la higiene
• Lavate las manos antes de preparar alimentos y varias veces durante su preparación. Hacelo también luego de cada vez que vayas al baño.
• Lavá y desinfectá todas las superficies, utensilios y equipos usados en la preparación de alimentos.
• Protegé los alimentos y las áreas de la cocina de insectos, mascotas y de otros animales.
Separá los alimentos crudos de los cocidos
• Para prevenir la contaminación cruzada y asegurar la seguridad de tus alimentos, es fundamental mantener los alimentos crudos separados de los cocidos y listos para consumir.
• Utilizá utensilios y equipos diferentes, como cuchillas y tablas de cortar, al manipular carnes crudas y otros alimentos sin cocinar.
• Almacená los alimentos en recipientes separados para evitar el contacto entre crudos y cocidos. Recuerda que las carnes crudas, aves, pescados y sus jugos pueden contener bacterias peligrosas que se transfieren fácilmente a otros alimentos durante la preparación o el almacenamiento.
Cociná completamente
• Cociná completamente los alimentos, especialmente carnes, pollos, huevos y pescados.
• Herví los alimentos como sopas y guisos, para asegurarse que ellos alcanzaron 70°C (se recomienda el uso de termómetros). Para carnes rojas y pollos, cuidá que no queden partes rojas en su interior.
• Recalentá completamente la comida cocinada, pues una correcta cocción mata casi todas las bacterias peligrosas.
Mantené los alimentos a temperaturas seguras
• No dejes alimentos cocidos a temperatura ambiente durante más de 2 horas.
• Enfriá lo más pronto posible los alimentos cocinados y los perecederos (preferentemente por debajo de 5°C).
• Mantené bien caliente la comida lista para servir (por encima de los 60°C).
• No guardes las comidas preparadas por mucho tiempo, ni siquiera en la heladera.
Usá agua y alimentos seguros
• La seguridad de los alimentos que consumís comienza con la elección de agua y materias primas seguras.
• Utilizá agua potable de red o asegurate de potabilizarla adecuadamente antes de consumirla.
• Seleccioná alimentos frescos y en buen estado.
• Priorizá alimentos procesados de forma segura, como la leche pasteurizada.
• Lavá cuidadosamente las frutas y verduras, especialmente si las consumís crudas.
• No consumas alimentos después de su fecha de vencimiento.
Recordá que los alimentos, incluyendo el agua y el hielo, pueden ser portadores de bacterias dañinas y sustancias químicas. Estas sustancias pueden formarse incluso en alimentos deteriorados o con moho. Por lo tanto, elegir alimentos en buen estado y aplicar medidas simples como lavar y pelar, reduce significativamente el riesgo de enfermedades.
Otras recomendaciones a tener en cuenta
• No descongeles a temperatura ambiente, ni con mucha anticipación, los alimentos que vayas a cocinar (carnes, pollos). Colocá el alimento congelado del freezer en la heladera.
• No vuelvas a congelar un alimento que ya fue descongelado, a menos que lo cocines antes de colocarlo nuevamente en el freezer.
• Mantené los alimentos refrigerados hasta el momento de servirlos, ya sea las ensaladas que se consumen directamente (en especial si tienen mayonesa) como aquellas comidas elaboradas que deben recalentarse hasta alcanzar la temperatura de cocción.
• Preferí la mayonesa comercial a la casera y tenela refrigerada hasta su consumo.
• En la heladera, mantené con tapa los alimentos que se consumen fríos (como las ensaladas) y separados de los demás. Lo mismo corre para los cocidos y los crudos.
• Los alimentos no deben permanecer fuera de la heladera por más de una hora antes de ser consumidos, recalentados, refrigerados o colocados en el freezer.
• Evitá cortar la cadena de frío, pues en verano los alimentos son más susceptibles, sobre todo si los transportás fuera de tu casa (picnic, playa, etc.).
• Utilizá agua segura, no sólo para lavar sus manos y los utensilios que emplees sino también para preparar hielos, jugos o mamaderas.
• Conservá los huevos en la heladera y en su envase de expendio, separados de otros alimentos listos para ser ingeridos. Preferí el consumo de huevos totalmente cocidos (duros).
• Consumí los huevos frescos dentro de los treinta días posteriores a su compra y los cocidos (duros) antes de los siete.
• Al abrir una lata de conservas, transferí todo su contenido a un envase de vidrio o plástico. Nunca conserves el excedente en el envase original.
• No utilices envases de uso alimentario (especialmente los retornables), para contener otras sustancias como detergentes, solventes, insecticidas, etc. Tampoco uses los recipientes de otros productos para guardar alimentos.
• Constatá la integridad de los envases que se adquieran. No compres aquellos que se encuentren en malas condiciones (latas o tretrapacks abollados, hinchados u oxidados, o bolsas plásticas perforadas).
• Antes de comprar un alimento, controlá que su envase posea fecha de vencimiento y número de registro. Si no los tiene, denunciá la situación ante la autoridad competente.
• No guardes alimentos junto a productos de limpieza.